lunes, 31 de agosto de 2009

Mañana

El trabajo no termina, necesito un pequeño descanso, ya no puedo con tantas cosas, pero aun así se que es lo mejor que me ha pasado desde hace mucho tiempo, digo, no estoy durmiendo todas mis horas ni comiendo lo que debo pero estoy muy feliz porque estos días así, con mi compañía, sólo para los demás, acompañado de mí me siento fenomenal.

Tengo que tomar unos días para descansar, seguramente no podré con este ritmo pero quiero saber hasta donde puedo llegar, ¡Dios! ya quiero que sea mañana para seguir con mi trabajo, me gustaría poder mantener esta sonrisa toda la vida.

Y así es todos los días desde hace poco...

sábado, 22 de agosto de 2009

Escuchando una canción o viendo la televisión no dejo de pensar en esas situaciones tan bonitas del pasado, ya no me atormentan las negativas o las malas interpretaciones, me quedo con lo bonito de esos momentos y las primeras sonrisas, me quedo con los nervios bonitos y las fantasías agradables, con los ¡Será! y los ¡Lo haré! Lo demás sobra y no deja nada.

Sin duda sigo en la incertidumbre pero ahora me gusta pensar que puedo continuar porque como ya antes había dicho nadie se muere por estas cosas.

Y a modo de consigna digo: ¡No olvido!

viernes, 21 de agosto de 2009

De-mente

¿Que mis estados mentales son producto de reacciones químicas?

¿Que mis sentimientos son procesos neuronales?

¿Que mi mente no exist?

Entonces el amor es pura química, una mirada y los labios se tornan rojos gracias a la sangre, los músculos se contraen y tiemblan como si se estuviera cubierto de hielo, las pupilas se dilatan y la mirada parece llena de fuego, el estomago se siente diferente ya no son mariposas las que habitan en él, más bien se contrae con mucha fuerza y casi no se puede caminar, la respiración se hace rápida y difícil. Pero se imaginan cosas, se siente ese mismo nervio de la primera vez, esas mismas ansias y ese mismo miedo ¿Dónde están esas neuronas? ¿Dónde esos procesos químicos?

No se si es verdad la inexistencia de mí mente, quien sabe si mis categorías están mal, no me importa llamarla mente o proceso mental o actitud proposicional o proceso neuronal, sólo quiero poder sentir lo mismo cada que me enamoro.

sábado, 15 de agosto de 2009

Para imaginar

A la entrada de la gran ciudad se escuchan los lamentos de las generaciones que antes han vivido en ella, los gritos de los niños de viejas épocas se han quedado grabados en los muros de piedra y el olor a cigarro y el sabor del vino de los restaurantes aún parecen percibirse en el aire, las viejas calles llenas de charcos y basura ahora sólo las recorre el viento, las ventanas de las casas y edificios están llenas de polvo que ya nadie sacude, pronto, como ha pasado con otros lugares, de esta hermosa ciudad no quedará más que el recuerdo de aquellas épocas de esplendor.


A la entrada de la gran ciudad parece que se escuchan los hombres y las mujeres caminar con sus zapatos ruidosos, aquellos días en los que andaban de un lado para otro ya no existen; los edificios se han quedado suspendidos en el tiempo, nadie los reclama, ni aves hay ya que se posen en ellos.


A la entrada de la gran ciudad parece que se ven las parejas de enamorados que antes contemplaban los atardeceres en las bancas de los parques, esas bancas que ya nada sostienen, ni amores ni amantes frente a los atardeceres, ni amores o amantes frente uno del otro. El sol se esconde entre los edificios y los días y las noches pasan una tras otra como si nada importara, como aquel conejo blanco apurado para ver a la reina.


A la entrada de aquella gran ciudad el tiempo no dejó rastro de nosotros, como si todo aquello hubiera crecido solo, el tiempo nos borró pero los recuerdos de los buenos días nos mantienen ahí aunque nadie nos pueda escuchar o contar nuestras hazañas.

domingo, 9 de agosto de 2009

60 años

Calamidad tan grande, no puedo creer que después de todos estos años me quiten el empleo, yo que tanto he trabajado para ellos, ¿te acuerdas? Por aquellos días ni siquiera salía a comer con tigo, me la pasaba entre papeles que necesitaban ser revisados y gente que no me daba ni las gracias después de hacerles sus trabajos, ¡Ja! Me lo gané por no ponerlos en su lugar, siempre ¡si señor como usted diga!¡excelente trabajo señor! ¡va! Eso y más merezco por tonto, pero ahora, ya me despidieron y a mis 60 años no creo poder encontrar un nuevo empleo ¿recuerdas cómo conseguí ese trabajo? Gracias a tu tío ¿no? él me encontró con esa solicitud a medio llenar y creyó que buscaba trabajo. Tu pobre tío que tan amablemente me consiguió trabajo cuando yo sólo me encontré con ese papel por pura casualidad.

Ahora ¿qué vamos a hacer? Ya no tengo la edad para conseguir un nuevo empleo, pero me lo gané por crédulo “el jefe quiere contratar a alguien nuevo para el puesto grande pero todos en la alcaldía creemos que tú eres el mejor para ese puesto” ¡idiota! Y yo que te dejaba esperando para comer, seguramente muchos corajes debiste haber hecho, pero ¿qué querías que hiciera? Tu hubieras hecho lo mismo, y ahora todo por lo que me sacrifiqué se fue sólo porque “necesitamos gente nueva, emprendedora, con ideales” ¡ja! Un joven es lo que querían, ¿sabes? escuche a los del departamento de justicia decir que el que entra en mi lugar es sobrino de “El jefe” y a ese ni como reclamarle. Y yo que todos los días les preparaba su cafecito y a escondidas le ponía su “piquete” para que anduvieran contentos, pero me lo gané por ser tan estúpido. Y ni chamacos tuvimos, todo por ese maldito trabajo, ¿te acuerdas cuando me dijiste que ya ni me veías? ¿Y cómo no? si me la pasaba haciéndoles su trabajo, y ahora ya ni que hacer y para lo que me dieron de retiro no alcanza ni para medio año de malcomer ¡ja! de haber sabido hubiera buscado un mejor trabajo pero ahora ya ni que hacer, tú si que me lo decías, me acuerdo bien “nada vas a sacar de ese trabajo” y tenias razón ya ves ahora, ni gracias me dijeron, pero así son las cosas. Bueno viejita te dejo tus flores que tanto te gustaban y pues... como siempre intercede por mí allá con Diosito, el lunes vengo a traerte tus flores, nos vemos ¡te amo!

miércoles, 5 de agosto de 2009

Memorial de Aires


Papel, amigo papel, no recojas todo lo que escribe esta pluma ociosa. Queriendo servirme, acabaras perjudicándome, porque si sucediera que me fuere de esta vida, sin tiempo para reducirte a cenizas, los que me leyeran después de la misa del séptimo día, o antes, o incluso antes del entierro, pueden imaginar que te confío desvelos de amor.


Joaquim Maria Machado de Assis, Memorial de Aires


El diario del viejo Aires muestra todo un año de apuntes en los que se destacan los acontecimientos transcurridos en su vida después de arribar a su nata Brasil.

Las discusiones sobre la lealtad de una joven viuda a su difunto marido y la apuesta por un drama que se ve venir hacen de esta obra una muy buena pieza literaria.


Extrañamente es de los pocos libros que me han tenido leyendo sin parar noche tras noche, quien diría que un libro que pasó más de cinco años escondido entre papeles y películas llegara a gustarme tanto. Bueno, les dejo otro fragmento y espero que mi pobre reseña los incite a leer el Memorial de Aires.


No, papel. Cuando sintieres que insisto en esa nota, esquívate de mi mesa y huye. La ventana abierta te mostrará un poco del tejado, entre la calle y el cielo, y ahí y acullá encontrarás descanso. Conmigo, lo más que puedes encontrar es olvido, que es mucho, pero no lo es todo; antes que él llegue, vendrá la burla de los malévolos o simplemente vagabundos.


Joaquim Maria Machado de Assis, Memorial de Aires, Coordinación de Difusión Cultural, Dirección de Literatura UNAM, México 2001.

martes, 4 de agosto de 2009

Tres monedas


Así como la vio venir, de esa misma forma se fue, su llanto no le alcanzaba y entre las lagrimas sentía ahogársele la voz, no había mas que tres monedas en su mano, tres monedas que sostenía fuerte, con rabia y odio por no haber podido mantenerla con él.


El viento parecía querer evitar su llanto soplando fuerte para secar las lágrimas incesantes de su rostro, las hojas de los árboles caían y le acariciaban suavemente las mejillas húmedas, los zapatos maltratados por el tiempo, el pecho doliente y las manos, manos que guardaban tres monedas, tres monedas que se enterraban quemando sin saber por qué.


Así como la vio venir de esa misma forma la vio alejarse, con esa ropa tan elegante sin manchas o remiendos, con las manos suaves y sin rasguños, con el rostro limpio de lagrimas, con el pecho erguido lleno de nada; así como se fue no volverá, así como si soplando en su contra el viento no la quisiera dejar ir, como si las hojas de los árboles la golpearan con toda su furia por dejarlo así.


Tres monedas que cayeron al piso sobre una cama de hojas amarillentas, tres monedas que se cubrieron suavemente por el soplar del viento y el caer de las hojas, tres monedas que significaron nada. Así como la vio alejarse de esa misma forma se alejo él, por tres monedas.