En un intento por aclarar mis ideas escribí ya hace bastante tiempo el texto que presento a continuación es una reflexión un tanto pesimista pero ahora que pude releerlo no ha cambiada mucho mi pensamiento desde aquel momento.
Bueno pues se los dejo critíquenlo.
Los problemas actuales se han convertido en enfrentamientos superficiales y dignos de ser ignorados, por otro lado todos saben que opinar al respecto, nadie se queda callado, unos hablan de los problemas económicos como si se estuviera discutiendo cuantas canicas le tienen que ganar al otro, en cuanto a problemas ambientales la preocupación se centra en qué le vamos a dejar a nuestros hijos, nadie toma en serio el momento (como en las relaciones casuales), lo importante hoy (dicen algunos) es prepararle el camino a los herederos aunque sea caminando sobre los demás.
Qué somos y en qué nos convertimos, para qué estamos en este planeta tan contradictorio y nefasto, ¿Somos acaso un error que debe ser eliminado? ¿Somos un accidente del universo? Cada individuo está más preocupado por el color de su cabello que por su propia finitud, desde este punto no podemos hacer ninguna clase de juicio, cómo preocuparse por alguien más si te molesta que te despeine el aire, no somos más listos que las piedras, los problemas no se solucionan fácil o como se quisiera si ya estamos hundidos hasta el cuello. No es suficiente reclamar a la realidad con palabras, un mundo no se regenera con libros son los actos los que cambian la manera de pensar, por lo antes dicho reclamo ahora las pugnas de uno y de otro lado, qué importa ya defender algo que es por unos tomado sin seriedad, qué importa que se muera uno si se puede salvar a otro, qué importa nuestra vida, qué importa nuestro mundo, qué importa existir en este momento de la historia, no somos más que útiles, somos herramientas de producción, monedas de cambio, burros de carga, nuestra vida es importante en tanto que tenemos manera de adquirir lo que sea, que mejor seria no nacer, que mala suerte tenemos los vivos, que inteligentes son los que se quitan la vida, que cobardes somos, que tontos, que crédulos, que subordinados, conformistas, negativos, optimistas, listos, pacientes, sabios, crueles, somos todo y nada, somos lo que otros quieren que seamos, ¿no vale la pena nada? ¿Debemos terminar con nuestro sufrimiento? ¿Existe alguna salida? ¿Estamos completamente solos?
Nuestra existencia se reduce a una cosa, estamos vivos para padecer pero estamos vivos para sobrepasar este padecer estamos vivos para vivir, no por nada tenemos capacidades, no por nada pensamos, somos inteligentes y así como nos damos cuenta de nuestro sufrimiento entendemos nuestra humanidad y la dejamos ser, intentemos ahora llevar esta humanidad plenamente, no intentamos comunicar ni ayudar estamos preocupados por ganar la lotería sin darnos cuenta que la vida no es un juego, la vida no es lo que vemos ni lo que somos la vida va más allá por eso muchos mueren sin haber vivido, la mayoría de nosotros tendremos el mismo destino y nos resignamos a él por esto no vale la pena existir, si pasamos el tiempo intentando suavizar nuestra vida no nos daremos cuenta que la liberación se encuentra en los demás, sin ellos estamos acabados, dependemos de todo, no somos importantes como singulares, somos parte de un todo que debe ser regenerado, nos hemos dispersado en “unidades” separados del origen.
Al entender nuestra propia muerte entendemos la vida, ya hemos desperdiciado siglos y siglos, hemos vivido llenándonos de tonterías, creándonos preocupaciones vacías he insignificantes que nos hacen olvidar la única importante: nuestra muerte, la verdadera preocupación cree haber sido contestada por la humanidad que al verse despreocupada se ve obligada a martirizarse creando nuevas maneras de preocupación que intentan suplantar a la original.